El mar Caspio, la ciudad amurallada y el caviar de esturión: el destino que pocos conocen y sorprende con sus tesoros
- Bakú, capital de Azerbaiyán, será sede en noviembre de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP29.
- El contraste entre las construcciones con varios siglos de historia y el skyline vanguardista.
Una ciudad amurallada, palacios, templos; rambla junto al Mar Caspio; shoppings y mercados; gastronomía y dulces típicos; edificios de vanguardia y el tímido rastro arquitectónico de la ex Unión Soviética.
La capital de Azerbaiyán, Bakú, será sede entre el 11 y el 20 de noviembre de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Se espera que más de 50.000 personas lleguen hasta este enclave caucásico, habitado ininterrumpidamente desde el Paleolítico. Una oportunidad para asomarse a una ciudad desconocida para muchos.
Aunque no para todos, porque Bakú no es para nada desconocida para los fanáticos de la Fórmula 1: su circuito callejero forma parte del Campeonato Mundial y con el argentino Franco Colapinto en esta categoría, empezó a sonar incluso para quienes no conocen tanto de este deporte.
Qué ver en Bakú: la ciudad amurallada
Lo primero que hay que saber es que los principales puntos turísticos de la ciudad se pueden recorrer a pie. Esto es clave porque más adelante contaremos también cuál es el punto flaco de la bella Bakú.
Sin dudas, uno de sus mayores atractivos es su ciudad amurallada (Old Town), que data del siglo XII. Conserva el 80% de los muros originales y en 2000 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por UNESCO. La misma categoría poseen dos construcciones que se encuentran vinculadas a esta ciudadela, el Palacio de los Shirvanshah y la Torre de la Doncella.
La primera curiosidad del Old Town es que está habitada. Tiene 3.000 vecinos e intendente propio.
Los turistas, distraídos y haciendo fotos de todo, conviven con el paso de los autos. Algo que esta en revisión, porque incluso pueden ingresar autos de personas que van a tomar un café. Un claro problema ambiental para este enclave, y algo de lo que se va a hablar en la Conferencia de Naciones Unidas: cómo también el patrimonio se ve afectado por el cambio climático.
En uno de los ingresos principales (Gosha Gala Gapysy y una de las tantas postales de la ciudad) se encuentra la oficina de turismo (Icherisheher Tourism Information Center). Es un buen punto de partida para pasar a buscar un mapa y/o contratar una visita guiada.
Los primeros metros de recorrida ya muestran lo que es esta ciudad amurallada: vibrante, encantadora, y viva. Y por sobre todas las cosas, con un gran nivel de preservación.
El hecho de que tenga vecinos en su interior aporta un color fundamental para la ciudad, porque no se trata de un casco histórico gentrificado, no es para nada un “vacío urbano”.
Aquí y allá se ven rastros de esas personas ocupando la ciudadela y usufructuando a full una de las curiosidades que tienen aquí las viviendas: balcones de madera, en donde las familias construyen hasta las cocinas. Estos balcones de madera que los sudamericanos podemos vincular con Lima (Perú) tienen su origen en una costumbre de Georgia, país vecino de Azerbaiyán.
El recorrido por el Old Town tiene dos puntos muy importantes, ineludibles: el Palacio y la Torre. Ambos también dentro del listado de Patrimonio de la Humanidad UNESCO. Y también en gran estado de conservación.
Sobre la torre se debaten varias teorías sobre su origen: hay investigadores y científicos que entienden que fue una fortaleza para proteger a mujeres y niños y que fue construida junto con los muros, en el siglo XII. Mientras que otros creen que la estructura y las técnicas de construcciones son similares a las de fortificaciones de los Siglos V y VI.
Pero hay otra rama de investigación que explora su origen como un edificio religioso, importante para rituales y ceremonias. Las investigaciones realizadas en esta dirección apuntan a que fue construida en el siglo VIII A de C, por tribus locales que adoraban al fuego y al sol. Pudo haber sido también un observatorio.
La torre merece la pena ser explorada por dentro. Sus muros tienen cinco metros de espesor y los peldaños de las escaleras de piedra, dan cuenta de los siglos y siglos de uso. Tiene 28 metros de altura -hay descansos, no tiene mayores dificultades- y un mirador al Mar Caspio y a toda la ciudad.
Para recorrer el Palacio de los Shirbanshahs vale la pena tomarse un buen rato de paseo y contemplación. En rigor se trata de un complejo palaciego, compuesto por mezquitas, tumbas familiares, depósito de agua potable, casa de baños, portales, e incluso una vivienda de 52 habitaciones.
Uno de los edificios principales es el Divankhane (siglo XV), un pabellón de planta octogonal que pudo haber tenido diversos usos. Lugar sagrado, monumento conmemorativo, tumba, e incluso sede del consejo de gobierno.
El portal de ingreso posee una semi cúpula profusamente decorada con arabescos, patrones de parras y uvas y una suerte de alfombra, todo tallado en piedra; en algunos sitios, con hasta 5 centímetros de profundidad.
En el recorrido se puede ver también la casa de baños del complejo, que se encontraba bajo tierra (como era usual construirla en aquellas épocas), por este motivo fue descubierta recién en 1936. Bajo tierra era más sencillo regular las temperaturas de los veranos e inviernos crudos de la zona. En la antigüedad, una cúpula que emergía del piso era lo único que indicaba la existencia de este baño.
Bakú es perfectamente caminable, no sólo por las distancias, sino porque las veredas son amplias. Por ejemplo para ir del Old Town a la zona de White City (una suerte de Puerto Madero incipiente), se puede realizar una caminata de una hora por la rambla, frente al Mar Caspio. El paseo es amplio y cómodo, con food trucks y cafés para parar y descansar.
Además es preferible caminar a sufrir el tránsito en el área central de la ciudad. Desesperante podría ser la palabra que mejor describa lo que ocurre con los embotellamientos en horas pico. La situación podría tomar por sorpresa aún a un turista llegado de Argentina, experto en piquetes y demoras.
La organización local de la COP29 tomó nota de esta situación y la conferencia se realizará en el Estadio Olimpico, de manera que la gente se mueva hacia las “afueras”.
De todas formas la distancia es corta, son 12 kilómetros desde la Torre de la Doncella, para tener como referencia.
El gobierno además promoverá que durante esta reunión internacional, las empresas locales otorguen home office a todos sus empleados, para mitigar la circulación de autos y gente.
El skyline de Bakú tiene algo muy interesante e instagrameable: al tratarse de una ciudad tan antigua, las torres de vanguardia, las más famosas, se encuentran dispersas y “mezcladas” con el resto de la ciudad, de la arquitectura ya construida desde hace siglos (o décadas, si tenemos en cuenta lo que fue la etapa del dominio soviético en estas tierras).
Es el caso de las Flame Tower, en plena zona central. Diseñadas por el estudio de arquitectura norteamericano HOK, son tres torres de oficinas, viviendas y hotel con una fachada de leds. Cuando cae el sol, las luces se encienden y reflejan llamas.
Lo mismo ocurre con la monumental obra de la arquitecta Zaha Hadid (1950 – 2016), conocida como “la reina de las curvas”.
Se trata del museo y centro cultural Heydar Aliyev. Se encuentra ubicado en una elevación de la ciudad, rodeado de una gran plaza pública y fuentes escalonadas; y a este entorno se suman edificios de viviendas, típicos de la arquitectura soviética, rígida, sin ornamentación, austera.
El edificio de Zaha es todo lo opuesto, curvas, pliegues, ondulaciones y una envolvente de concreto, blanca y radiante. Todo contraste.
El Templo del Fuego, un imperdible
Otro punto interesante es el Templo del Fuego, a unos 20 kilómetros del Old Town, en Surakhani. En auto, es un viaje de 30 minutos.
En esta zona, en la antigüedad, el fuego emergía desde el suelo debido a que los poros de las rocas despedían gas natural, algo que continúa ocurriendo en la ladera de la montaña Yanar Dag, por ejemplo.
Es el templo más reconocido de una antigua religión, el zoroastrismo. Los guías del lugar cuentan que las raíces históricas se remontan a tiempos en que dominaba una religión previa al Islam. Hoy tiene seguidores en algunas regiones de India.
Los muros de tipo almenado resguardan hoy la memoria de esta religión. Un sitio que vale la pena conocer, sobre todo cuando va cayendo el sol, que es cuando mejor se aprecian las llamas que le otorgan un aspecto místico al templo.
Qué comer en Bakú: de las aceitunas al caviar de esturión
La gastronomía azerí es un punto muy destacado de la cultura y la historia de este país. Tiene mucha influencia turca e iraní, y es muy reconocida por el uso de verduras de estación; pero destacan las berenjenas, tomates, pimientos, remolachas, rabanitos y coles. Y claro, aceitunas (de todo tamaño y color) y granada. Granada con todo, lo que sorprende gratamente al paladar.
El cordero y el pollo son las carnes más habituales en las mesas. Y uno de los productos más reconocidos del país es el caviar de esturión.
Otros dos clásicos en las mesas: el pan tandir (o tandoor) y el té negro. El pan es crocante por fuera y blando por dentro. Se cocina -con leña o carbón- en un horno de barro, “apoyado” en el piso (antiguamente, en la tierra).
Como en toda esta región, el té negro se bebe todo el día, en todo momento. Y las tacitas en donde se sirven pueden ser un gran souvenir de este viaje. Para nuestro paladar puede saber un poco astringente.
Entre los dulces, el rey de la mesa, es el baklava. A diferencia del turco, es un poquito más seco, pero igual de delicioso. Está hecho con masa filo y pasta de nuez. La versión con pistacho, deliciosa.
Como llegar a Bakú
Turkish Airlines tiene un vuelo desde Buenos Aires con escala en Estambul (además, parada técnica en San Pablo, sin bajar del avión). El vuelo total es de 22 horas. También se puede llegar con Lufthansa, con escala en Frankfurt. El vuelo es de 24 horas, porque la escala en Alemania suele ser de más de 6 horas. Desde Europa, hay decenas de vuelos diarios, desde diversas ciudades.
Donde alojarse en Bakú
Idealmente, en torno al Old Town, porque es una ciudad cuya dimensión permite recorrerla a pie.
Cerca de una de las puertas de la ciudad amurallada hay un Four Seasons. Y en la zona conocida como White City, hay un hotel de la cadena Marriott con excelente desayuno y vistas al Mar Caspio.
Como moverse en Bakú
- La recomendación es usar la aplicación Bolt. Se puede pagar en efectivo o con tarjeta. Bolt también permite alquiler de monopatines y bicicletas.
- Los taxis están muy a mano, en todos los rincones de la ciudad, pero es necesario ser cuidadosos. Hay que concertar previamente el viaje y el costo antes de subir al auto. Sin ruborizarse, pueden intentar cobrar diez veces más que el costo real del viaje.
- Hay tres líneas de subte y una red de colectivos para los que recientemente comenzaron a construirse vías exclusivas.
Religión y actualidad política en Bakú
Más del 90% de la población es musulmana (rama chiíta), sin embargo no son ultra religiosos. De hecho, en bares, restaurantes y hoteles se vende alcohol. E incluso en los supermercados hay góndolas repletas de vino, iguales a las que podemos ver en cualquier supermercado de Argentina.
El gobierno azerí tiene un programa de promoción y recuperación de la industria vitivinícola. Hay rastros arqueológicos de producción de vino que se remontan al segundo milenio antes de Cristo. Como la religión, la producción de vino durante el gobierno soviético quedó desarticulada.
A nivel gubernamental, el apellido Aliyev domina la escena desde hace décadas. Heydar Aliyev fue presidente entre 1993 y 2003; previamente había sido presidente de lo que fue la República Socialista Soviética de Azerbaiyán (fue una de las quince repúblicas constituyentes de la antigua Unión Soviética).
Lo sucedió su hijo, Ilham, que ya lleva 20 años en el poder.
En 2009, a través de un referéndum constitucional, se eliminaron los límites de mandatos.