El polémico magnate griego Evangelos Marinakis, sancionado por escupir a un árbitro, está logrando, con su inversión, devolver a los ‘tricky trees’ de Nottingham a los puestos altos de la liga inglesa
‘Forest are back’ (‘ El Forest ha vuelto’) cantaba feliz el sábado pasado la afición del Nottingham en el emblemático City Ground, ese campo tan especial, húmedo y frío, a orillas del río Trent, asociado a la nostalgia, que vio ganar a los ‘tricky trees’ dos Copas de Europa en los años 80.
El júbilo en las gradas no era gratuito. Acababa el Forest de tumbar al West Ham de Julen Lopetegui (3-0) en uno de los días de más satisfacción que se recuerdan en los últimos años en la capital de las EastWidlands del Reino Unido. Detrás del éxito, están el portugués Nuno Espirito Santo, en el banquillo, y el controvertido e inefable magnate griego Evangelos Marinakis dirigiendo con su inversión económica el nuevo proyecto de los ‘reds’.
Los sufridos aficionados del Nottingham Forest, con ganas de recuperar el tiempo perdido, han recobrado la ilusión para volver a sacar la cabeza entre los mejores clubs ingleses. Se disfruta hoy del ‘Forest power’, creado por Marinakis y Espirito Santo, cuando hace solo un año recibía sanciones de puntos por incumplimiento del ‘fair-play’ financiero y el club estaba en serio riesgo de descender a la EFL Championship, de donde le costó más de dos décadas salir. Es un éxito, aunque momentáneo, del controvertido propietario griego del Forest, que lucha contra todo el ‘establisment’ de la Premier League y acaba de ser sancionado con cinco partidos por escupirle a un árbitro, tras perder con el Fulham.
La buena racha llega como consecuencia de la resiliencia de Marinakis. Obsesionado con tener un gran club en la Premier dentro de su ‘holding’ de clubs, entre los que se encuentra también el Olympiakos griego, ha tenido aciertos destacables, como su apuesta por un técnico con experiencia en la Premier League, como Nuno Espírito Santo, tras sus etapas en Wolverhampton y Tottenham Hotspur, y una serie de fichajes ambiciosos, con calidad, que han dado al Nottingham Forest el talento que antes no tenía.
Un propietario singular
Marinakis reúne una historia atípica, por su ‘cruzada’ arbitral en la Premier League, y por su talante desafiante como propietario de clubs de fútbol. En estos momentos, tiene una causa abierta en el Tribunal Superior de Londres al denunciar ”una campaña de desprestigio” por su gestión en el Olympiakos griego, que lo vincula con el tráfico de drogas, el amaño de partidos y acusaciones como extorsión, soborno e intimidación, que él niega, incluida la de ser el jefe de una organización criminal conocida como The System. El magnate griego ha demandado a uno de sus rivales, el Aris Thessalaonika, por este caso de difamación que se encuentra en sus primeras etapas en el tribunal londinense.
De momento, lo único cierto de toda esa polémica es que en los días de partido en el City Ground de Nottingham, se suelen ver dos coches circulando por los alrededores del estadio, difundiendo por altavoz consignas contra Marinakis, para poner a la afición en su contra. El dirigente griego siempre ha negado estar involucrado en ningún delito y, aunque ha sido investigado en el pasado en relación con el amaño de partidos en Grecia, nunca ha sido sancionado.
Luchando contra ese ambiente adverso y su mala imagen, el propietario del Forest diseñó para esta temporada un plan deportivo encaminado a no sufrir más problemas como los que vivió el club con el galés Steve Cooper. El Forest había destacado en las dos últimas temporadas por un plan disperso de contrataciones, que no resolvía las necesidades de la plantilla. Eso llevó a incumplir las normas PSR de sostenibilidad de la Premier, a la sanción de puntos y a estar a un paso del descenso. Este año la llegada de Espirito Santo provocó un cambio radical, que ha tenido en cuenta la búsqueda de jugadores con talento, que pudieran dar un salto de calidad a la plantilla.
El cambio de técnico
Ya desde la pretemporada, el técnico portugués ha transformado al bicampeón europeo. En el gran rendimiento del Forest destaca ahora su poderoso contragolpe, y los ocho goles del neozelandés Chris Wood, quien está viviendo en Nottingham una segunda juventud. Pero el Forest ha sabido reunir a buenos extremos, como Hudson-Odoy, Elanga, y los dos fichajes de Nuno: el portugués Jota Silva y el paraguayo Sosa. Tiene un gran cerebro como Morgan Gibbs-White, dos laterales profundos, Aina y el barcelonés Alex Moreno, cedido por el Aston Villa, y una defensa poderosa, con el serbio Nikola Milenkovic (Fiorentina) y el brasileño Murillo. El Forest solo ha encajado siete goles en diez partidos.
El entusiasmo empieza a crecer en el febril ambiente del City Ground. Ávida de éxitos, la afición se ha puesto a soñar. Y cuando el domingo salten al campo los jugadores del Forest, para enfrentarse al Newcastle, ese estremecedor cántico que se escucha siempre antes de los partidos, el himno adaptado de la canción ‘Mull of KiIntire’ de Paul McCartney &Wings, atronará esta vez con mucha más intensidad. La afición lo canta siempre a todo pulmón, antes de cada partido en el City Ground, como un ‘grito de guerra’ que emociona, e impresiona a los rivales.
Ha sido el himno del Forest desde los días de gloria, cuando los ‘reds’ ganaron en 1978 el título inglés, y fueron dobles campeones de Europa. La adaptaron los seguidores los ‘tricky trees’ para celebrar los éxitos, incluyendo referencias a la densa niebla que envuelve el histórico City Ground, a orillas del río Trent. Es el coro impresionante que empuja siempre al Forest, y que le hace muy especial. Conecta su pasado y presente con emoción, para un club siempre ‘rebelde’ y luchador, que quiere volver a hacerse respetar