La batalla por la Cámara de Representantes continúa: ¿qué pasaría si Trump se queda con el control del Congreso de EE.UU.?
El Partido Republicano ha arrebatado a los demócratas la estrecha mayoría que tenían en el Senado y se encamina a mantener el control de la Cámara de Representantes.
Donald Trump no solo ganó la presidencia con contundencia, sino que gobernará Estados Unidos con una enorme ventaja. El exmandatario republicano redondeó su histórico triunfo superando sus resultados de la elección pasada y quedándose con el voto popular. Además, su partido logró arrebatarle a los demócratas el control del Senado y va camino a repetir una victoria en la Cámara de Representantes, lo que significaría que el Partido Republicano dominaría el Congreso del país.
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Hasta la tarde del jueves 7, más de dos docenas de contiendas para la Cámara de Representantes no habían sido declaradas, y ninguno de los partidos había conseguido una mayoría de los 435 escaños, informa el diario “The New York Times”. El recuento total podría durar varios días.
Con un Estados Unidos pintado de rojo -el color del Partido Republicano-, el Congreso de Estados Unidos también muestra el descontento con el gobierno demócrata que se tradujo en la victoria de Trump ante su rival, la vicepresidenta Kamala Harris.
La última encuesta nacional de “The New York Times” / Siena College muestra que solo el 40% de los votantes aprueba el desempeño del presidente Joe Biden, y solo el 28% dijo que el país iba en la dirección correcta. El medio explica que ningún partido ha conservado jamás el control de la Casa Blanca cuando una proporción tan pequeña de estadounidenses piensa que el país va bien.
Una mayoría republicana en las dos cámaras del Congreso significaría que Trump y su partido tendrán un gobierno unificado en el poder Ejecutivo y Legislativo, lo que le permitiría al próximo presidente un amplio margen para impulsar su agenda, caracterizada principalmente por recortes fiscales, mano dura en la frontera sur y ciertos frenos a las regulaciones federales.
Si bien aún no sabe sabe si los republicanos tendrán mayoría en la Cámara de Representantes, conviene analizar las implicancias de ese escenario que puede ser favorable para Trump, pero también aumentar la presión sobre él y su segunda gestión.
Carta libre
¿Qué implicaría que Trump tenga el Congreso a su favor? El analista internacional Francisco Belaúnde destaca que es evidente que si Trump se queda también con la Cámara de Representantes va a tener las manos mucho más libres para hacer los cambios que quiere hacer, sobre todo si se añade a la ecuación que el Partido Republicano ahora está alineado totalmente con él.
“En los partidos siempre hay corrientes y hay negociaciones internas, pero ahora todos están alineados con Trump y él va a tener una mayor libertad de acción”, dice a El Comercio.
Con el experto coincide la analista internacional Arlene Contreras, quien enfatiza que en cualquier sistema democrático tener el poder completo es “una amenaza para la democracia misma y un escenario propicio para que se pierdan los contrapesos”. Sin embargo, señala que, a diferencia de lo que suele pasar en Latinoamérica, en Estados Unidos el orden constitucional es mucho más vigilante.
“En Estados Unidos está la Suprema Corte. Aunque Trump escoja a algunos de los jueces, finalmente los mecanismos de revisión y rendición de puentes entre los poderes pueden funcionar. Hay además otro factor que creo que no tenemos en América Latina que es una ciudadanía vigilante”, añade.
También explica que en Estados Unidos los gobernadores y las agendas de cada representante también tienen un peso importante. “No hay que perder de vista que aunque la elección presidencial es muy mediática, las elecciones más importantes son las de los senadores y eso obedece a que en realidad los que toman las decisiones son los senadores, no el presidente. Entonces el sistema de pesos y contrapesos de Estados Unidos está diseñado para que no haya centralismo, para que no haya una figura presidencial exacerbada y que más bien haya un equilibrio de poder entre los tres poderes”.
Al debate de los contrapesos se añade el estilo personal y la retórica combativa del propio Trump. Para Belaúnde, un tema que se percibe como grave en el futuro cercano es que se espera que Trump sea más impredecible que en su primer mandato. “La primera vez que estuvo en el poder había gente a su alrededor más o menos razonable que buscaba frenarlo”, apunta.
Algunos partidarios y aliados de Trump le dieron la espalda en los últimos años, a medida que el magnate iba aumentando sus problemas con la justicia. Uno de los puntos de quiebre para estas rupturas fue el asalto al Capitolio del 6 de enero del 2021 y las denuncias de fraude realizadas por Trump, hechos de los que figuras como el exvicepresidente Mike Pence marcaron distancia.
Más allá de los temores, es un consenso que su ventaja en los poderes Ejecutivo y Legislativo harán que formar gobierno sea más fácil para Trump, que asume el mando de un país con mucho descontento.
“Tener a estos poderes de su lado hará que generar consenso le va a ser más fácil, formar gobierno le va a ser más fácil. Y va a ser mucho más fácil que se vean los resultados. Creo que los compromisos que ha adquirido a lo largo de su campaña y que ahora se han consolidado en la elección, pueden funcionar a su favor definitivamente, siempre y cuando este punto de ventaja sea utilizado para armar una política pública más rápida y sobre todo para el tema presupuestal, que es lo que le urge”, dice Contreras.
Bajo escrutinio
Un punto no menor es que un escenario totalmente favorable para Trump también vendrá acompañado de una mayor exigencia, sobre todo si se considera que el republicano prometió cumplir varias de sus ambiciosas propuestas en tiempo récord.
“Podríamos ver que el escrutinio va a ser mayor. Una elección de esta proporción, con una marea roja como la que hemos visto, trae una gran responsabilidad y un escrutinio brutal, sobre todo si tiene también el control de la Cámara de Representantes”, dice Contreras.
Además, Trump y los republicanos no tendrán que esperar cuatro años para ser puestos a prueba. Las elecciones legislativas de medio término, previstas para el 2026, serán un examen de su gobierno y podrían cambiar las reglas del juego para su gestión.
Belaúnde recuerda que es muy frecuente que el partido que tiene la presidencia pierda las elecciones legislativas de medio término. De hecho, eso fue lo que pasó dos años después de su triunfo ante Hillary Clinton del 2016.
“Por lo tanto, esos comicios serán una oportunidad para el Partido Demócrata para mejorar su liderazgo en el Congreso, aunque es verdad que el caso de Trump es bastante especial. Los demócratas van a tener que resolver sus problemas internos y tener un mensaje mucho más coherente”, apunta.