Existen muchas creencias equivocadas en relación con el asma y la salud de los niños y adolescentes
El asma infantil sigue siendo una de las enfermedades crónicas más comunes y malinterpretadas entre los menores. Un estudio publicado en ‘American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine’ señala que las guías sobre el asma en niños suelen ser inexactas, lo cual repercute directamente en los tratamientos y en el tipo de actividades recomendadas para ellos.
Uno de los mitos más extendidos es la creencia de que el asma es una enfermedad mental. Aunque el estrés o las emociones muy fuertes pueden desencadenar algunos síntomas, el asma es en realidad una enfermedad física crónica. Tal y como aclaran desde la página web ‘Children’s Health’, gestionada por uno de los mejores centros médicos de pediatría en Texas, el asma se caracteriza por la inflamación de las vías respiratorias en respuesta a factores como el ejercicio, el humo o los alérgenos. Otro tipo de sucesos, como los ataques de pánico, pueden mostrar síntomas similares, pero no deben confundirse con el asma.
Otro mito reside en la idea de que los menores con asma deben evitar la actividad física. Al contrario de lo que se podría pensar, el ejercicio aporta muchísimos beneficios para la salud del niño y, con la supervisión adecuada, pueden caminar, nadar e incluso practicar deportes de equipo de baja intensidad. Los especialistas recomiendan evitar solo los deportes en climas fríos, ya que el aire helado puede empeorar los síntomas asmáticos.
Una tercera creencia errónea es que los medicamentos para el asma, en especial aquellos que contienen esteroides, pueden generar dependencia. Los esteroides usados en los inhaladores actúan de manera distinta a los anabólicos y no crean adicción. Estos medicamentos están diseñados para prevenir los síntomas y mantener el control de la enfermedad, por lo que no existe el riesgo de dependencia.
Otro mito reside en la idea de que si los niños sufren un ataque de asma, el medicamento de uso diario ya no es efectivo. Los especialistas de ‘Children’s Health’ explican que el asma puede agravarse debido a factores externos, como la calidad del aire o la exposición a nuevos agentes, por lo que esto no significaría que el medicamento no funciona. Asimismo, muchos niños con asma leve solo necesitan usar el fármaco en episodios específicos. Sin embargo, aquellos con síntomas persistentes requieren de tratamiento diario para prevenir complicaciones.
Por último, existe la creencia de que todos los niños superan el asma al llegar a la adolescencia o la adultez. Sin embargo, un artículo publicado en la revista ‘Frontiers in Pediatrics’, advierte que, aunque algunos casos de asma pueden remitir, no todos los niños superan la enfermedad completamente. Esto significa que es posible que ciertos menores pueden experimentar una mejoría temporal en la adolescencia, pero los síntomas pueden regresar en la edad adulta. Es por ello que se debe revisar el plan de tratamiento periódicamente.
En cualquier caso, si tienes dudas sobre cómo el asma afecta a tu hijo, lo mejor es que acudas a un profesional de salud para que pueda ayudarte a resolver todas tus preguntas, teniendo en cuenta tus circunstancias concretas.
El asma infantil sigue siendo una de las enfermedades crónicas más comunes y malinterpretadas entre los menores. Un estudio publicado en ‘American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine’ señala que las guías sobre el asma en niños suelen ser inexactas, lo cual repercute directamente en los tratamientos y en el tipo de actividades recomendadas para ellos.