Por qué los turistas tiran monedas a una pileta improvisada en lugar de la Fontana di Trevi en Roma
Según la costumbre, se lanza con la mano derecha por encima del hombro izquierdo para asegurar el regreso a la ciudad italiana
En Roma, la capital italiana, los turistas enfrentan una sorpresa al visitar la icónica Fontana di Trevi. A causa de trabajos de mantenimiento, el monumental espacio ha sido vaciado, y en su lugar se ha instalado una pequeña pileta improvisada.
El nuevo depósito para las monedas, que es una suerte de estanque, está separada por una discreta barrera de plástico, donde los visitantes pueden continuar con la costumbre de arrojar monedas.
Este sencillo contenedor de madera, sin ornamentos, marca un cambio temporal en la experiencia de quienes esperan cumplir con el ritual que asegura el regreso a Roma.
Esta solución generó opiniones divididas entre los visitantes. Mientras que algunos valoran el esfuerzo de preservar esta tradición otros muestran su disgusto. “Creo que es un gesto muy dulce que la gente todavía pueda hacer eso”, dijo una turista a la agencia de noticias The Associated Press.
Pese a la apariencia menos atractiva de la estructura temporal, diversos turistas aún participan de la tradición. Lanzan monedas para cumplir con el famoso ritual, especialmente en el caso de quienes viajan en familia. Para muchos, es una decepción, ya que esperaban cumplir con el ritual y poder llevarse un recuerdo único. Sin embargo, la culminación de la obra se piensa para fines del 2024.
Una fuente considerable de ingresos para causas benéficas
La tradición de arrojar monedas a la Fontana de Trevi es un acto cargado de simbolismo para los visitantes de Roma. Según la costumbre, lanzar una moneda con la mano derecha por encima del hombro izquierdo asegura el regreso a la ciudad, una promesa que cada año convoca a millones de turistas al famoso monumento barroco.
Pero este rito, que se convirtió en una de las prácticas más emblemáticas de la ciudad, no solo refleja el deseo de los viajeros de volver a la capital italiana, sino que también es una fuente considerable de ingresos para causas benéficas.
Gracias a esta tradición, se estima que la Fontana di Trevi recauda aproximadamente 1,5 millones de euros al año. Desde hace más de 15 años, Cáritas local, una organización benéfica católica, recibe estos fondos para financiar sus actividades de apoyo a los sectores más vulnerables. Así, cada moneda lanzada por los visitantes no solo representa un anhelo personal de regreso, sino que contribuye a mejorar la vida de miles de personas a través de iniciativas solidarias en Roma.
En Roma, las autoridades están tratando de gestionar la afluencia de turistas a la famosa fuente. Establecieron un sistema que permita conservar el entorno y mejorar la experiencia de los visitantes.
Según informó The Associated Press, la propuesta implica un pago de 2 euros, que se deberá efectuar para ingresar al área adyacente a la fuente, con la finalidad de controlar el flujo de visitantes. Aunque, por ahora y momentáneamente, el área es cercana a la pileta.
Esta medida también requerirá de una reserva previa online, lo que permitirá a cada turista permanecer en la zona durante un tiempo limitado de 30 minutos para disfrutar del icónico monumento. Este intento de organización se justifica por la cantidad abrumadora de personas que frecuentaron la fuente en años recientes, lo que generó preocupaciones significativas sobre la gestión del sitio.
La emblemática fuente
La Fontana di Trevi, terminada en 1762, es una obra maestra del barroco tardío. Actualmente también es un icono cultural gracias a numerosas apariciones en el cine, como la famosa escena en La Dolce Vita de Federico Fellini.
La tradición dicta que los visitantes deben lanzar una moneda para garantizar su regreso a Roma, una costumbre que aún atrae a millones de turistas cada año.
La fuente en total mide 26 metros de alto y 49 de ancho. Su centro lo domina la estatua de Océano, un impresionante coloso de 5,8 metros de altura, esculpido por Pietro Bracci. Mientras que el agua de la fuente proviene del Acqua Vergine, uno de los antiguos acueductos romanos restaurados en el Renacimiento.