Economy & Finance

Las nuevas relaciones carnales con Estados Unidos y el impensado “efecto Colapinto”

Milei busca un espaldarazo político y capitalizar la apuesta que hizo a favor de Trump. Que este lo bendiga como su delfín regional.

Columna publicada originalmente en Clarín

El incansable Daniel Scioli les fue a hablar con el corazón y la pasión fierrera de la Argentina. El capo de la Fórmula Uno escuchó atento sus fogosos argumentos. Pero Stefano Domenicali le respondió con el bolsillo. El titular de la Fórmula Uno hizo alusión directa a las dudas sobre la “macro” argentina que aún tiene cualquier inversor. Domenicali afirmó: “Sería bueno primero que Argentina sea estable macroeconómicamente”. Y siguió: “Un acuerdo es por muchos años y nosotros tenemos que tener certezas económicas”. Fue su primera contundente respuesta. Después, evitó entrar en detalles y la reunión fluyó. Estaba el influyente César Carman (h).

Domenicali expresó así, sin anestesia, las dudas que existen en el mundo de los inversores reales sobre Argentina y su actual plan económico. En otras palabras: estos interrogantes se refieren a la sostenibilidad del programa, al cepo, a los problemas futuros del atraso cambiario y los vaivenes habituales de Argentina.

Scioli contragolpeó fuerte: “Stefano, no te equivoques. Ahora está Milei. Y eso es una garantía de que Argentina se va a estabilizar seriamente”. Domenicali fue claro y sincero: el inversor real necesita estabilidad. Recordó la década del ´90 y cómo todo voló por los aires con los efectos Tequila, Caipirinha y después, “el Tango”. Así, el” fenómeno Colapinto” se mezcló con la economía. Fue un baño de brutal realidad.

Sucedió en medio de la euforia oficial por la bonanza financiera y el éxtasis por el triunfo de Donald Trump. “El magnate” tiene poder absoluto y sed de venganza. Eso es un peligro.

Ayer – a través de su red mediática – la Casa Rosada hizo trascender que Javo se comunicó con Trump el miércoles a la noche. Esto no habría ocurrido. Clarín confirmó que la intención es armar una cumbre antes de que Trump ocupe la Casa Blanca. Para eso, ya se pidió una entrevista y la intermediación de Elon Musk. Podría ser la semana próxima en el marco de la Conferencia de Acción Política Conservadora.

Milei busca un espaldarazo político y capitalizar la apuesta que hizo a favor de Trump. Que “el magnate” lo bendiga como su delfín en América Latina. Javo -se sabe- tiene una fuerte sobreestima. Proclama que – junto a Trump – es el máximo dirigente mundial. Pretende con ese encuentro convalidar su exótica tesis. Toto Caputo tiene intereses más ordinarios. Que Trump desbloquee los rechazos del FMI para otorgar un préstamo adicional a Argentina. Caputo le prometió hace un año a Milei que iba a obtener U$S 15.000 millones. Hasta ahora fue fracaso.

Washington está convulsionado. Realmente “patas para arriba”. Los “Toto boys” insisten en que Trump propiciará un recambio total en el FMI. Lo desean.

Apuestan a que esa reestructuración involucraría a la -hasta ahora- poderosa Gita Gopinath y – después – a parte del staff. Se trata de aquellos auditores que cuestionan a Toto y le exigen: que libere el cepo, que devalúe y que elimine el dólar blend.

A veces el deseo de los funcionarios locales se confunde con la verdad. Eso es muy “argento”. Gita -se sabe- tiene mandato y siempre se cumple. Trump -además- tiene problemas muy importantes que atender, antes que el argentino. Tampoco abrirá la mano el FMI sin instrumentar un ajuste.

Ya lo vivió Mauricio Macri. El expresidente recibió la mayor ayuda histórica del FMI, pero debió aplicar una política que terminó con su sueño de reelección. Hoy, el PRO tiene un 9% de intención de voto.

Macri conocía a Trump de la década del ´80. Fue cuando Franco –su padre– intentó instalarse en Manhattan y competir con la constructora del ahora –otra vez– Presidente. Trump no lo quería en NYC. Franco Macri salió un mediodía caminando de su oficina y una extraña limusina lo acompañaba en paralelo por la calle. En un semáforo la puerta del auto se abrió. Adentro estaba Trump, y su dedo índice: el magnate lo invitó a ingresar al vehículo. La limusina circuló una hora por NYC con ambos adentro. Al final, Franco se bajó y al otro día decidió irse de EE.UU. Recibió una propuesta que no pudo rechazar.

Mauricio negoció con Donald Trump esa retirada del Grupo Socma de Manhattan. Así nació -como una serie de Neflix- la estrecha relación que terminó en el “megapréstamo”. Ahora, los cambios en el FMI –de concretarse– van a demorar. Por lo menos hasta el próximo otoño.

Trump debe designar al crucial jefe del Tesoro. Existe una “terna” dando vuelta.

El candidato principal es Jaime Dimon, capo máximo del JP Morgan-Chase. Dimon ha dicho que no quiere “jefes” en su vida. También suena John Paulson, fuerte aportante de Trump. Tiene contras. La terna la completa Scott Besset. Asesor cercano a Trump, impulsor de las barreras arancelarias. También volvería Mauricio Claver Carone. Tiene cuentas pendientes con un ministro clave de Milei.

La cuestión central de los aranceles de Trump va a traer problemas a los mercados emergentes y a la Argentina . El “cepo” protege al BCRA, pero hubo movimientos en Brasil y México. El dólar caro que auspicia Trump, la caída de commodities y devaluaciones en los emergentes afectan –a mediano plazo– la “tablita cambiaria” del Toto y su famoso plan “tres Patitos”.

La estrategia ya generó una jugosa bicicleta. El “carry trade” acumula U$S 5.000 millones. “Toto” busca ahora blindar el superávit y aprobar el Presupuesto. Los ortodoxos lo acusan de “cosmética contable”. Javo está involucrado: quieren dar una señal a Wall Street. Los gobernadores aliados lo apoyan. A pesar de que dicen que el Presupuesto es “un dibujo”. Todos tuvieron un encuentro: pactaron aprobar el Presupuesto, si Milei cumple un compromiso concreto.

Está redactado en un “memo” confidencial: le exigen el envío adicional de fondos por cinco cuestiones. Rogelio Frigerio adelantó: “Sin ese dinero, no hay Presupuesto”. También se lo dijeron a Milei los radicales en un almuerzo.

Ocurrió después del destrato de Javo hacia Raúl Alfonsín. Milei intentó obviar la cuestión. Pero Maximiliano Pullaro lo encaró. El gobernador de Santa Fe afirmó: “Estamos dolidos y ofendidos”. Y remató: “Nosotros acompañamos sus leyes y usted dice barbaridades de Alfonsín, nuestro padre político”. Hubo silencio y tensión. Se esperaba la explosión de Milei. Pero Javo no se alteró. Intentó distender y dijo jocoso: “Reconoceme que por lo menos hablo bien de Alvear”.

Después, minimizó su destrato al “Padre radical”: “Fijate que los economistas son mis hermanos y yo también los reputeo”. En la reunión Karina estuvo muy activa y Milei ultra exitista. Javo afirmó, exultante: “Baja el dólar y el riesgo país se hunde”.

Y remató con una premonición: “Argentina va a volver a crecer en forma abrupta”.

Milei le dio una orden a Gerardo Werthein: achicar y liquidar la Cancillería. Werthein es un Cruzado. La “Casa” explota. Gerardo lo introdujo a Milei en EE.UU. Ocurrió hace un año y el bautismo paradójico: un almuerzo con Bill Clinton, que el demócrata suele cotizar carísimo. Ahora Werthein está alineado con Trump y las nuevas “relaciones carnales”. Werthein es un pragmático extremo y se sabe que también fue fervoroso militante de Cristina, cuando concentraba el poder en Argentina. Las “redes” se lo recordaron. Dicen que salió del propio Gobierno. El “Pibe” Caputo observa sus movimientos en la Cancillería.

Pero ahora está concentrado en las empresas públicas. Aquellas que controlaba Nicolás Posse. Ocurrió en los últimos días. Santiago ya pidió la cabeza a la cúpula de Tandanor y quiere las renuncias de la conducción de AySA.

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