Cataluña cuenta con cuatro provincias (Barcelona, Girona, Lleida y Tarragona) que ofrecen a sus turistas una importante variedad de planes en un extenso territorio. Lo cierto es que uno de los puntos fuertes de esta región es su patrimonio, que esconde rincones maravillosos y que parecen detenidos en el tiempo.

Uno de ellos es Santa Pau, un pequeño pueblo ubicado en pleno Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa de la provincia gerundense. Una zona que se encuentra entre las sierras de Sant Julià del Mont y Santa Maria de Finestres y que se caracteriza principalmente por la riqueza y variedad gracias a sus fenómenos volcánicos como los volcanes Croscat, Santa Margarida o el Hayedo de Jordá.

Un enclave en el que hay que poner en valor su conjunto monumental medieval con más del 80% del municipio considerado como un espacio protegido. Dentro de los puntos de interés tenemos visitas obligatorias como el castillo y la iglesia de Santa María, la Vila Vella o plaça de la Arqueria.

Santa Pau, un lugar para perderse y disfrutar de su gastronomía

Un casco antiguo que, además, está preparado para la accesibilidad de todos los visitantes con varias instalaciones como rampas o un tramo de barandilla en los callejones para que todo el mundo puede recorrer sus calles, en las que el patrimonio religioso acapara todas las miradas con la Mare de Déu dels Arcs, Sant Vicenç del Sallent o Sant Miquel Sacot.

Igualmente, hay otras actividades que se pueden hacer en todo su entorno como deportes de aventura, rutas de senderismo en su patrimonio natural o rutas hípicas. Después de tanta actividad física, una parada para disfrutar de su gastronomía también es bastante aconsejable. Su producto más conocido son los fesols de Santa Pau, una legumbre muy famosa en la zona. Asimismo, hay elaboraciones como la miel, las farinetes de fajol, los embutidos o los yogures de la Fageda bastante destacables.