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Médicos advierten sobre el papel de horno: potencialmente tóxico

Alertan sobre los riesgos ocultos a la hora de utilizarlo para cocinar

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Médicos advierten sobre el papel de horno: tóxico y cancerígeno / PIXABAY

Imagínese encender el horno, preparar un molde para una pizza o un postre o, con un gesto confiado, extender una hoja de papel de horno, llamado también sulfurizado. Es una acción automática, casi insignificante por su sencillez. Sin embargo, detrás de ese pequeño gesto diario se esconde una realidad menos inofensiva de lo que pensamos. Muchos no saben que el papel de horno, ese que utilizamos sin pensarlo dos veces, podría liberar sustancias potencialmente tóxicas que acaban no solo en nuestros alimentos, sino también en el medio ambiente. Pero, ¿qué contiene exactamente este tipo de producto de cocina común que lo hace tan conveniente y al mismo tiempo tan controvertido?

Entre los compuestos de mayor preocupación se encuentran los PFAS, una gran familia de productos químicos perfluoroalquilos y polifluoroalquilos. Si el nombre no dice mucho, los PFA son famosos por su capacidad para repeler el agua, la grasa y las altas temperaturas, lo que los hace perfectos para crear esa superficie antiadherente que todos amamos en el papel para hornear. Estas sustancias también son increíblemente persistentes y fuertes. Pero su extraordinaria resistencia tiene un costo; no se degradan fácilmente y pueden acumularse en nuestro organismo. No es casualidad que las PFA se definan a menudo como “sustancias químicas eternas”, sustancias eternas que, una vez liberadas, permanecen durante mucho, mucho tiempo. ¿Cuales son los problemas? La Asociación Italiana de Médicos para el Medio Ambiente (ISDE Italia) ha publicado un documento de posición que recopila investigaciones y documentación que analiza los efectos de las PFAS en la salud. La exposición a este grupo de sustancias está relacionada con enfermedades muy graves que afectan al hígado, al aparato reproductor, a la tiroides, con posibles patologías tumorales y compromiso del sistema inmunológico.

Francesco Romizi, responsable de comunicación y relaciones públicas de ISDE, advierte: “La mayoría del papel de horno contiene PFAS. A la hora de comprar, es preferible elegir productos que indiquen su ausencia en la etiqueta. En general, es importante seguir al menos las indicaciones mínimas indicadas en nuestro documento de posición, es decir, evitar superar las temperaturas recomendadas y reutilizar el papel de horno si ya ha estado expuesto a estrés térmico”.

Las alternativas

Frente a estas sombras, la buena noticia es que existen alternativas. Y muchas veces son mucho más simples de lo que imaginas. Uno de los primeros pasos para reducir la exposición a estos químicos es elegir papel para hornear ecológico. Para aquellos que quieran dar un paso aún más decisivo hacia soluciones de residuo cero en las que no se produzcan envases desechables, existen alternativas más innovadoras e igualmente efectivas. Una opción cada vez más popular son los tapetes de silicona reutilizables de calidad alimentaria. Estas láminas son sumamente prácticas, se pueden utilizar cientos de veces y no contienen PFAs. Además, ofrecen una superficie perfectamente antiadherente, ideal para cocinar postres o cualquier tipo de comida, desde patatas al horno hasta lasaña. Sin embargo, la calidad de la silicona utilizada juega un papel crucial e incluso en este caso es mejor confiar en empresas que exhiban marcas de seguridad alimentaria en los paquetes.

Una alternativa sencilla que viene de una tradición que muchos han olvidado es el uso de grasas naturales para evitar que los alimentos se peguen. En muchos casos, un chorrito de aceite de oliva extendido sobre la bandeja del horno puede ser suficiente para asegurar una cocción perfecta sin necesidad de utilizar papel de horno. Este método, además de estar completamente libre de químicos, también puede agregar un toque de sabor a los platos. Pensemos en cómo antiguamente nuestras abuelas cocinaban tartas o bizcochos sin necesidad de ninguna hoja especial: una buena dosis de aceite u otra grasa y un puñado de harina, y el problema estaba solucionado. Por último, están las soluciones más creativas y originales, como el uso de hojas naturales. Los de plátano, por ejemplo, se utilizan ampliamente en muchas culturas no europeas para envolver y cocinar alimentos. Pensando en nuestra gente local, las hojas de vid o col también se pueden utilizar de forma similar, ofreciendo una superficie natural y completamente biodegradable para cocinar y dando un sabor único a los alimentos.

La cuestión del papel para hornear es solo un ejemplo de cómo los productos cotidianos pueden ocultar riesgos que a menudo se ignoran. En un mundo donde estamos cada vez más expuestos a materiales sintéticos, tomar decisiones conscientes, incluso en cosas pequeñas, puede marcar la diferencia. Reducir el uso de sustancias potencialmente tóxicas en la cocina no solo protege nuestra salud, sino que ayuda a salvaguardar el medio ambiente, limitando la contaminación y los residuos. La próxima vez que metamos una sartén al horno, podemos tomarnos un momento para reflexionar sobre las herramientas que elegimos y cómo pueden impactar en nuestro bienestar y el del planeta.

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