Estrena la esperada Gladiador II, y Ridley Scott puso tiburones y rinocerontes: ¿rigor histórico o delirio?
- Ya sin Russell Crowe en la Antigua Roma, las reacciones tras la premiere hablan del Oscar.
- El jueves 14 estrena la última superproducción del año.
Hay directores para los que el cine es más que un vicio que no pueden abandonar. Es lo que necesitan para vivir, aunque hayan pasado los 80 años. Ahí están, todos en actividad, Clint Eastwood (94), Roman Polanski (91), Woody Allen (88), Francis Ford Coppola (85), Martin Scorsese (en una semanita, 82), y Ridley Scott, que comparte fecha de nacimiento (30 de noviembre) con Allen, pero no el año, ya que el director de Alien y Blade Runner en tres semanas cumple 87 años.
Y en unos días estrena nueva película: Gladiador II, a 24 años de haber ganado 5 Oscar, incluyendo mejor película, actor protagónico (Russell Crowe) y efectos visuales -no cuenta el tanquecito de gas que tenía una de las carros y que se veía cuando volcaba en el Coliseo romano, ¿se acuerdan?-, y dejando abajo del escenario a su director.
A horas de la premiere del filme en Los Angeles, salieron a decir que esta vez, parece, quizá, tal vez, en una de ésas, a Ridley se le da lo del Oscar. Hasta ahora, perdió las tres veces que lo candidatearon como mejor director (Thelma & Louise, Gladiador y La caída del Halcón negro), y a mejor película, como productor de Misión rescate, la de Matt Damon abandonado en Marte.
Hay maliciosos que no respetan a nadie, y dicen que Ridley era el hermano menos talentoso de los dos Scott. Tony, su hermano menor, también surgido de la publicidad en Gran Bretaña, dirigió Top Gun, Días de trueno, El ansia, Hombre en llamas, El último boy scout, Marea roja y True Romance, con guion de Tarantino, hasta que se arrojó de un puente en 2012: no resistió enterarse que padecía de un tumor cerebral inoperable.
Pero volviendo a Ridley, a quien vi de cerca en el rodaje de Misión rescate en Budapest, y antes, cuando se puso en un mingitorio al lado del mío antes del inicio de la ceremonia del Oscar en 2022, cuando él competía por La caída del Halcón negro, y El hijo de la novia, de Campanella, aspiraba al premio al mejor filme hablado en idioma extranjero, el británico debe estar entusiasmado.
Las reacciones del público, los críticos e invitados que votan los Oscar y premios SAG (a los actores) en la premiere de Gladiador II fueron, por lo general muy buenas. Van de “una secuela épica”, que tiene “gran acción, efectos visuales asombrosos y actuaciones estelares en todos los aspectos” a “una mierda absolutamente enfermiza” (epa, lo dice un crítico del Los Angeles Times).
300 millones de razones
Y se sabe que Paramount, el estudio detrás de la ahora saga (Scott ya está pensando en una Gladiador III) apuesta a promocionar al director de Robin Hood y Red de mentiras para el premio de la Academia. No en vano puso los 300 millones de dólares que costó la película.
Pero ¿cuál es la trama de la película por la que, quizá, Ridley suba por primera vez al escenario del Teatro Dolby de Los Angeles, en pleno Hollywood, a agradecer un premio? ¿Puede Gladiador II ganar también como mejor película, repitiendo lo que sucedió con Francis Ford Coppola y El Padrino y El Padrino II? La primera ganó el Oscar, pero Coppola lo perdió en manos de Bob Fosse, por Cabaret. Luego la secuela ganaría el Oscar a la mejor película y al mejor director.
De qué trata “Gladiador II”
Gladiador II transcurre 16 años después del final de la primera película. Gira en torno a Lucius (Paul Mescal, de Aftersun), el nieto del ex emperador de Roma Marco Aurelio e hijo de Lucilla (Connie Nielsen) y Maximus (Russell Crowe). Y que era sobrino de Commodus (Joaquin Phoenix, 19 años antes de ser el Joker), el líder romano que asesinó a su propio padre para ocupar el trono. Nada de esperar su lugar.
Lucius ahora vive con su esposa e hijo en Numidia. Sin embargo, cuando los soldados romanos liderados por el general Marcus Acacius (el chileno Pedro Pascal, de The Last of Us y The Mandalorian) invaden, se ve obligado a convertirse en esclavo, y debe luchar como gladiador a instancias de los jóvenes emperadores, Caracalla y Geta (Joseph Quinn y Fred Hechinger). También actúa Denzel Washington, en un rol de villano que podría darle su tercer Oscar, y empardar entre otros a Meryl Streep, Frances McDormand, Jack Nicholson y Daniel Day-Lewis.
A Commodus lo asesinaría Maximus, quien, esto no es un spoiler después de 25 años, moría al final de Gladiador, y ése ha sido uno de los motivos por los que no veríamos a Russell Crowe en la secuela que estrena el próximo jueves 14 de noviembre en los cines de la Argentina, un día antes que en los mismísimos Estados Unidos.
Errores históricos
A Scott, que en sus últimas tres película son le ha ido bien, ni con el público ni con la crítica (El último duelo, con Matt Damon, La Casa Gucci, con Adam Driver y Lady Gaga, y Napoléon, con Joaquin Phoenix), le vienen pegando de antemano por presumibles errores históricos.
The Hollywood Reporter, vaya a saber uno por qué, si hay una cuenta pendiente que no se saldó, o qué, consultó al Dr. Shadi Bartsch, profesor en la Universidad de Chicago, licenciado en Princeton, Harvard y Berkeley, y autor de varios libros sobre la Antigua Roma.
Y sencillamente, lo mató.
“No creo que los romanos supieran lo que era un tiburón”, señaló el historiador (no vamos a spoilear demasiado, pero bueno, se ve que hay tiburoncitos en Roma en le versión de Scott). Por otro lado, “la escena de los rinocerontes entrando en la arena del Coliseo (¿?) puede ser más o menos cierta; Marcial escribió un poema en el año 80 d.C. sobre un rinoceronte lanzando a un toro al cielo”, señala Bartsch-, pero, y siempre hay un pero, no así la raza de los animales representados, que en el filme de Scott son de dos cuernos y no de uno.
Además, “no hay pruebas de que los gladiadores los montaran, como hacen en la película de Scott”, decía el profesor, a quien Scott no tardó en contestar.
“Está totalmente equivocado. El Coliseo se inundó con agua, y hubo batallas navales… Amigo, si podés construir un Coliseo, podés inundarlo con maldita agua. ¿Estás bromeando? Y sacar del mar un par de tiburones en una red, claro que pueden”.
Scott es famoso por ser de los realizadores que más ha utilizado el director’s cut, o corte del director, una versión de sus películas sin lo que los productores le obligaron a sacar del metraje con el objetivo de hacer presumiblemente más accesible la película al grueso del público. Ya en Blade Runner, diez años después de su estreno Scott presentó un montaje alternativo que modificaba el sentido final de la película. No contento con esto, la adaptación del relato corto de Phillip K. Dick tuvo hasta 6 montajes del director. Con Napoleón también presentó una versión extendida.
Pero no pasará lo mismo con Gladiador II, porque Scott asegura que la gente de Paramount se portó re bien, y no le pidió que cortara nada. Así que las dos horas y 28 minutos que dura la película son de su entera conformidad.
En unos días veremos si compartimos el gusto.